A veces pareciera que nuestra sociedad se encuentra en decadencia… ¿por qué lo digo?, cada día camino al menos 100 metros sobre una avenida en la Ciudad de México para llegar a la estación del metro. En este paseo matutino es muy común encontrarme con una discusión en el tráfico o un choque automovilístico en su mayoría ocasionados por la insistencia de querer pasar primero, un impulso de uno o más individuos es el causante de todo. Resulta difícil controlar los impulsos y las emociones más aún en un panorama tan caótico como lo es una ciudad tan grande. Daniel Goleman, en su libro Inteligencia Emocional, expone lo preocupante que pude llegar a ser esta crisis emocional colectiva.
La inteligencia es un concepto abstracto bastante difícil de definir, pero se llegó a una definición. La inteligencia es la capacidad cognitiva para resolver problemas, pero lo más importante, ¿con cuánta inteligencia estamos dotados? Derivado de esta interrogante se desarrolló la prueba de Coeficiente Intelectual o IQ (por sus siglas en inglés), el resultado de esta prueba es un una cantidad estandarizada y normalizada. Seguramente te ha sucedido que conoces a una persona muy inteligente que le cuesta trabajo relacionarse con otras personas y al contrario, personas con una modesta inteligencia se relacionan perfectamente con cualquier persona, entonces puede llegar a ser líder de un grupo o ser un gran vendedor y así tener la posibilidad de ser exitoso. ¿Qué factores entran en juego para marcar la diferencia? Es la interrogante que plantea el escritor y psicólogo estadounidense. Para Goleman la diferencia radica con mucha frecuencia en el conjunto de habilidades denominadas inteligencia emocional, habilidades entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía y la automotivación. Resulta fácil enumerar estas habilidades y en mi caso las he escuchado infinidad de veces, pero siendo conscientes, ¿cuántas veces hemos tenido autocontrol al volante, evitando pitar porque no tiene sentido? ¿Cuántas veces nos hemos rendido al primer inconveniente? Estas habilidades no son ajenas a ninguna persona, todos podemos desarrollarlas. No es un camino fácil; debe de ser constante, procurar autocontrolarse, intentar ser lo más empáticos posible, ponerse en el lugar del otro, perseverar, intentar una y otra vez es la mejor forma de aprender. Unas habilidades bastante descuidadas, poco fomentadas y de un gran valor que se fortalecen en el trabajo día con día. Tomando esto en cuenta, tendremos mayor oportunidad de enfocarnos en hacer más cosas extraordinarias día con día.